Comprimidos
de 3conomía de izquerda
Resumen
El
objetivo de la política de izquierdas es mejorar la equidad en la
sociedad. Para conseguirlo tiene como herramientas la recaudación
progresiva y el gasto social, teniendo en consideración que no es
aconsejable generar déficit continuamente porqué la política
perdería su autonomía. La izquierda no tiene que ser nunca
malgastadora, tiene que gestionar los presupuestos mejorando la
justicia en la imposición y aplicando sus prioridades en el gasto
social.
Política
económica de izquierdas: Objetivo
La
izquierda
tiene como objetivo
principal mejorar la equidad,
la justicia social.
Este
objetivo lo puede conseguir a corto plazo gestionando la economía
dentro del sistema capitalista pero desde una perspectiva de
izquierda.
A largo plazo, para poder profundizar más en la
mejora de la equidad, la izquierda se tiene que plantear medidas para
modificar
la lógica del funcionamiento del sistema
capitalista,
en la línea que planteaba en el apartado “Un
nuevo modelo”
extraído de la entrada
Pero...¿Qué es la izquierda?
de
este mismo bloc.
“La izquierda no
puede continuar basando su acción en una postura agónica i
defensiva delante de una ideología dominante, que va
destruyendo sin contemplaciones el Estado de Bienestar. Tiene que
tomar la iniciativa yplantear un nuevo modelo para
gestionar, primero, el sistema desde una perspectiva de izquierda y,
más adelante, plantear cambios para superarlo.
Un
nuevo modelo que, respetando la libertad
individual,
busque la equidad,
sin dejar de lado la eficiencia
económica.”
Herramientas
de política económica
En
esta entrada me centraré en la política macroeconómica, en
concreto en la política presupuestaria.
Los
presupuestos
son previsiones
de ingresos y gastos públicos aprobados anualmente por los
representantes escogidos por los ciudadanos en función de su
ideología política que se plantean, en el caso español, a niveles:
estatal, autonómico y local.
Los
ingresos más importantes provienen de los impuestos
que
son importes cobrados a los ciudadanos sin que estos reciban ninguna
contrapartida directa, a diferencia de las tasas,
en las que el contribuyente recibe a cambio un servicio (tasa de
recogida de basura...).
Los
impuestos
son directos cuando recaen en el contribuyente en función de sus características
(impuesto sobre la renta, impuesto sobre el patrimonio, impuesto
sobre los beneficios de sociedades...). En cambio, son indirectos
cuando los impuestos no dependen de la situación de los
contribuyentes, sino de su consumo (IVA, Impuesto sobre
carburantes,...).
Los
gastos
de los presupuestos son corrientes
cuando
son necesarios para el funcionamiento de la administración –
salarios de los funcionarios, material sanitario...-, y son de
inversión
(obra pública...) cuando se adquiriere bienes y servicios que
perduren.
En
los presupuestos también hay transferencias, que incluyen los movimientos de dinero del/al sector público sin
contrapartida como son, por ejemplo, los pagos de las pensiones o el
dinero recibido por la administración local desde la autonómica o
central.
La
previsión que son los presupuestos se ejecuta
durante el año y, en función de si son mayores las salidas
producidas por gastos... que las entradas de impuestos... los
organismos tendrán déficit
(o superávit,si
las entradas superan a las salidas).
Según
cuales sean las decisiones
aprobadas y ejecutadas
en los presupuestos la repercusión
que tendrán en la economía
será diferente. El tipo y la cantidad de impuestos, gastos y
transferencias serán, pues, las herramientas
de la política
presupuestaria,
incluida en la política macroeconómica.
El
déficit y la izquierda
Existe
un prejuicio
muy extendido en el que se asocia la política de izquierda
con exceso de gasto, despilfarro y déficit.
Ni
la izquierda ni la derecha, no pueden plantear un déficit
continuado
porqué este comportamiento generaría un endeudamiento
insostenible.
El
endeudamiento del sector público, igual que el del privado:
familias, empresas... crea dependencia
de los acreedores hasta el punto que podemos llegar a condicionar el
comportamiento de los deudores. El banco no renovará el crédito
concedido a una familia si gasta en exceso, de la misma manera que
los acreedores pueden condicionar la política económica de un
gobierno.
La
izquierda, pues, para llevar a cabo su política con autonomía, sin
que sea condicionada por los mercados, no se puede basar en grandes
déficits.
En
el actual caso de España, con un endeudamiento cercano al billón de
euros, la izquierda no recibirá la financiación necesaria si no da
señales
claras de supeditación del gasto a los ingresos obtenidos, generando
una tendencia a tener unos presupuestos
equilibrados
o, aún mejor, con superávit.
Como
veremos en el próximo apartado, la izquierda tiene herramientas
suficientes para plantear sus presupuestos con el objetivo de mejorar
la equidad, ha de definir sus prioridades
y, a pesar de que de forma excepcional puede generar un déficit
puntual, nunca puede hacer que este comportamiento sea habitual, a
menos que quiera que la dependencia de la financiación condicione su
política.
Propuesta
de política macroeconómica de izquierda
Para
conseguir el objetivo de la política de izquierda: el aumento de la
equidad,
desde la política presupuestaria, se tiene que conseguir una
redistribución
de la renta
importante, es decir, que una parte de la renta de los contribuyentes
con más capacidad económica se destine a pagar los servicios de las
personas con menos capacidad. De esta manera se podrá construir un
Estado del Bienestar que garantice a los ciudadanos unos mínimos en
sus condiciones de vida (en renda, en sanidad, en educación...)
Los
impuestos que permitirán conseguir este objetivo son los impuestos
directos.
Estos impuestos tendrán que ser progresivos,
es decir, que la proporción del gravamen aumente al incrementar la
capacidad económica. (por ejemplo: a más renta más porcentaje de
pago a hacienda).
En
relación al gasto,
la política de izquierda tiene que aplicar sus prioridades
sociales,
buscando el máximo aprovechamiento de los recursos empleados.
Siempre condicionado a que, como regla general, los gastos no puedan superar los ingresos,
para evitar
generar déficit
que limiten la autonomía de las decisiones políticas.
En
casos de
gran
endeudamiento,
la izquierda tiene que plantear políticas
presupuestarias equilibradas
o
con superávit si no quiere depender de la voluntad de los acreedores
de seguir financiando su endeudamiento.
En
resumen, la izquierda tiene que plantear un incremento del control
del sector público en la economía y, en el apartado presupuestario,
tiene que incrementar la imposición, priorizar los impuestos
directos y su carácter progresivo y orientar los gastos hacía sus
prioridades.
Para
concienciar
a los ciudadanos
de que los impuestos permiten dar mejores servicios públicos y, al
mismo tiempo, conseguir que sientan como propios los presupuestos de
la colectividad, es preciso ofrecer una transparencia
total en todo momento; que los ciudadanos los puedan consultar, desde
cuando sean planteados hasta su ejecución. También es importante en
este sentido que los presupuestos sean participativos,
que una parte importante de los gastos pueda ser aprobada
directamente por los ciudadanos en referéndum.