divendres, 6 de febrer del 2015

El déficit y la política de izquierda

Comprimidos de 3conomía de izquerda



Resumen

El objetivo de la política de izquierdas es mejorar la equidad en la sociedad. Para conseguirlo tiene como herramientas la recaudación progresiva y el gasto social, teniendo en consideración que no es aconsejable generar déficit continuamente porqué la política perdería su autonomía. La izquierda no tiene que ser nunca malgastadora, tiene que gestionar los presupuestos mejorando la justicia en la imposición y aplicando sus prioridades en el gasto social.


Política económica de izquierdas: Objetivo

La izquierda tiene como objetivo principal mejorar la equidad, la justicia social.

Este objetivo lo puede conseguir a corto plazo gestionando la economía dentro del sistema capitalista pero desde una perspectiva de izquierda.

A largo plazo, para poder profundizar más en la mejora de la equidad, la izquierda se tiene que plantear medidas para modificar la lógica del funcionamiento del sistema capitalista, en la línea que planteaba en el apartado “Un nuevo modelo” extraído de la entrada Pero...¿Qué es la izquierda? de este mismo bloc.


La izquierda no puede continuar basando su acción en una postura agónica i defensiva delante de una ideología dominante, que va destruyendo sin contemplaciones el Estado de Bienestar. Tiene que tomar la iniciativa yplantear un nuevo modelo para gestionar, primero, el sistema desde una perspectiva de izquierda y, más adelante, plantear cambios para superarlo.

Un nuevo modelo que, respetando la libertad individual, busque la equidad, sin dejar de lado la eficiencia económica.”



Herramientas de política económica

En esta entrada me centraré en la política macroeconómica, en concreto en la política presupuestaria.

Los presupuestos son previsiones de ingresos y gastos públicos aprobados anualmente por los representantes escogidos por los ciudadanos en función de su ideología política que se plantean, en el caso español, a niveles: estatal, autonómico y local.

Los ingresos más importantes provienen de los impuestos que son importes cobrados a los ciudadanos sin que estos reciban ninguna contrapartida directa, a diferencia de las tasas, en las que el contribuyente recibe a cambio un servicio (tasa de recogida de basura...).

Los impuestos son directos cuando recaen en el contribuyente en función de sus características (impuesto sobre la renta, impuesto sobre el patrimonio, impuesto sobre los beneficios de sociedades...). En cambio, son indirectos cuando los impuestos no dependen de la situación de los contribuyentes, sino de su consumo (IVA, Impuesto sobre carburantes,...).

Los gastos de los presupuestos son corrientes cuando son necesarios para el funcionamiento de la administración – salarios de los funcionarios, material sanitario...-, y son de inversión (obra pública...) cuando se adquiriere bienes y servicios que perduren.

En los presupuestos también hay transferencias, que incluyen los movimientos de dinero del/al sector público sin contrapartida como son, por ejemplo, los pagos de las pensiones o el dinero recibido por la administración local desde la autonómica o central.

La previsión que son los presupuestos se ejecuta durante el año y, en función de si son mayores las salidas producidas por gastos... que las entradas de impuestos... los organismos tendrán déficit (o superávit,si las entradas superan a las salidas).



Según cuales sean las decisiones aprobadas y ejecutadas en los presupuestos la repercusión que tendrán en la economía será diferente. El tipo y la cantidad de impuestos, gastos y transferencias serán, pues, las herramientas de la política presupuestaria, incluida en la política macroeconómica.


El déficit y la izquierda

Existe un prejuicio muy extendido en el que se asocia la política de izquierda con exceso de gasto, despilfarro y déficit.

Ni la izquierda ni la derecha, no pueden plantear un déficit continuado porqué este comportamiento generaría un endeudamiento insostenible.

El endeudamiento del sector público, igual que el del privado: familias, empresas... crea dependencia de los acreedores hasta el punto que podemos llegar a condicionar el comportamiento de los deudores. El banco no renovará el crédito concedido a una familia si gasta en exceso, de la misma manera que los acreedores pueden condicionar la política económica de un gobierno.

La izquierda, pues, para llevar a cabo su política con autonomía, sin que sea condicionada por los mercados, no se puede basar en grandes déficits.



En el actual caso de España, con un endeudamiento cercano al billón de euros, la izquierda no recibirá la financiación necesaria si no da señales claras de supeditación del gasto a los ingresos obtenidos, generando una tendencia a tener unos presupuestos equilibrados o, aún mejor, con superávit.

Como veremos en el próximo apartado, la izquierda tiene herramientas suficientes para plantear sus presupuestos con el objetivo de mejorar la equidad, ha de definir sus prioridades y, a pesar de que de forma excepcional puede generar un déficit puntual, nunca puede hacer que este comportamiento sea habitual, a menos que quiera que la dependencia de la financiación condicione su política.




Propuesta de política macroeconómica de izquierda

Para conseguir el objetivo de la política de izquierda: el aumento de la equidad, desde la política presupuestaria, se tiene que conseguir una redistribución de la renta importante, es decir, que una parte de la renta de los contribuyentes con más capacidad económica se destine a pagar los servicios de las personas con menos capacidad. De esta manera se podrá construir un Estado del Bienestar que garantice a los ciudadanos unos mínimos en sus condiciones de vida (en renda, en sanidad, en educación...)

Los impuestos que permitirán conseguir este objetivo son los impuestos directos. Estos impuestos tendrán que ser progresivos, es decir, que la proporción del gravamen aumente al incrementar la capacidad económica. (por ejemplo: a más renta más porcentaje de pago a hacienda).

En relación al gasto, la política de izquierda tiene que aplicar sus prioridades sociales, buscando el máximo aprovechamiento de los recursos empleados.

Siempre condicionado a que, como regla general, los gastos no puedan superar los ingresos, para evitar generar déficit que limiten la autonomía de las decisiones políticas.



En casos de gran endeudamiento, la izquierda tiene que plantear políticas presupuestarias equilibradas o con superávit si no quiere depender de la voluntad de los acreedores de seguir financiando su endeudamiento.

En resumen, la izquierda tiene que plantear un incremento del control del sector público en la economía y, en el apartado presupuestario, tiene que incrementar la imposición, priorizar los impuestos directos y su carácter progresivo y orientar los gastos hacía sus prioridades.

Para concienciar a los ciudadanos de que los impuestos permiten dar mejores servicios públicos y, al mismo tiempo, conseguir que sientan como propios los presupuestos de la colectividad, es preciso ofrecer una transparencia total en todo momento; que los ciudadanos los puedan consultar, desde cuando sean planteados hasta su ejecución. También es importante en este sentido que los presupuestos sean participativos, que una parte importante de los gastos pueda ser aprobada directamente por los ciudadanos en referéndum.



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